En Sevilla, la opción ambas cosas no es posible. O zonas verdes o biblioteca. Porque resulta que desde hace un año más o menos la Universidad de la ciudad andaluza se pone a construir una biblio lo más de moderna y funcional, para lo cual se contrató a la arquitecta más famosa del mundo, Zaha Hadid. Hasta ahí todo guay. Pero resulta que el sitio donde se está construyendo tan magno edificio se come un buen tramo de zona declarada verde, cien árboles fuera mínimo y las protestas que no tardan en llegar, por muy cultural que sea la idea invasora.
Resultado, a día de hoy: la biblioteca superchachi que no se termina, porque hay demanda de por medio. Vecinos indignados, la arquitecta famosa que soy una mandada, y el consistorio lo de siempre, mutis. La única solución que veo es que ya que está medio construida la biblio, la terminen. Y a continuación los responsables sitos en el ayuntamiento paguen de su bolsillo la creación de zonas verdes cerca de donde estaban las otras. Que va a ser que no, que en el manual del político viene bien claro: con el dinero de los demás lo que sea, pero con el tuyo nunca, aunque seas el responsable. Y dimitir menos.
Y pensar que los sevillanos tendrían las dos cosas, naturaleza y cultura si la primera piedra se hubiera puesto unos metros más allá cuando se inició todo ésto. Tan fácil y no se hizo. Y ahora a esperar que dicen los jueces, que ésa es otra.
PD: consistorio y ayuntamiento los escribo en minúscula a caso hecho. Se lo merece.
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