Se libró el primer episodio en los 90 y ganó la Ser empezando con los deportes. Un grupo de jóvenes periodistas derrocaron al dictador y se hicieron con la audiencia. Actualmente son menos jóvenes y menos profesionales, demasiado off-tópic en El Carrusel. Es una pena, acepto la primera hora de cachondeo de los sábados pero luego no paran y siguen todo el rato con chistes fáciles que les infravaloran.
Pero eso es lo de menos, porque hay algo más preocupante en la radio española. Nada más terminar la guerra del deporte, 1995, se centraron en la de la política que dura hasta hoy. Es una guerra perdida por parte de la Cope y las pseudocadenas que se han ido creando de un tiempo a ésta parte, porque con radiobasura no se harán con el Egm. Les da igual, no quieren ganarla. Porque sus jefes, los que les pusieron ahí solo necesitan que existan esas emisoras y que acudan a la batalla cada día. A cambio de eso pagan bien. Todos contentos sin necesidad de ganar, solo han de tener necesidad de crear polémica, mentir y manipular a un número suficiente para ir tirando.
Por un lado La Ser que con algunas decisiones está bajando mucho de profesionalidad y por acomodarse, por otro la Cope y las otras de derecha extrema. Y todos se sienten ganadores porque unos tienen la audiencia y otros su continuidad y su paga sea cual sea la audiencia. Ah no espera, sí que hay perdedores: los oyentes. Que ni cobran por escuchar la radio ni les dan palmaditas cada tres meses.
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